El 5 de junio de 1895 marcó un hito en la historia de Ecuador con el inicio de la Revolución Liberal, liderada por Eloy Alfaro.
Este movimiento surgió como respuesta a décadas de dominio conservador, que mantenía una estrecha relación entre el Estado y la Iglesia. La revolución comenzó en Guayaquil, donde Alfaro fue proclamado Jefe Supremo, y rápidamente se extendió por el país, consolidando un cambio profundo en la estructura política y social ecuatoriana.Uno de los logros más significativos de la Revolución Liberal fue la separación entre la Iglesia y el Estado, lo que permitió la creación de un sistema educativo laico y gratuito. Además, se impulsaron reformas progresistas como la abolición de la pena de muerte para delitos políticos y la libertad de los indígenas, quienes hasta entonces vivían bajo un sistema de servidumbre. Estas medidas transformaron la sociedad ecuatoriana y sentaron las bases de un Estado más moderno y democrático.
Otro gran legado de Alfaro fue la construcción del ferrocarril, una obra monumental que unió la Costa con la Sierra, facilitando el comercio y la integración nacional. Este proyecto, concluido en 1908, simbolizó el progreso y la visión de un Ecuador conectado y fortalecido. Además, su gobierno promovió la expansión de la infraestructura pública y la modernización de la economía, consolidando el país como una nación en desarrollo.
Hoy, el 5 de junio es recordado como una fecha clave en la historia ecuatoriana, aunque su conmemoración ha perdido relevancia en el calendario cívico. Sin embargo, el legado de Alfaro sigue presente en la memoria colectiva, y su lucha por la justicia, la educación y la igualdad continúa inspirando a generaciones. Su figura es reconocida como la de un líder visionario que transformó Ecuador y dejó una huella imborrable en su historia.
Antisana Media Online
05/06/2025
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